sábado, 24 de abril de 2010

blasones

"Si hubiera una heráldica autóctona, ¡cuántos apellidos veríamos con los timbres de esa gloria ancestral! ¡Y qué bellos escudos! ‘Sobre pampas sinoples una hacienda orejana y un toro rampante. En la cimera, entre picanas y boleadoras, una vincha y su lema: ¡Ay juna!’ … ‘Encerrado en una orla de alambres de púa un campo de sable. Arriba, las cuatro estrellas argénteas de la Cruz del Sur. Abajo, la cruz de plata de un facón cuereador’…” (Juan Filloy, Aquende).


A propósito:

I.- “‘These vaults’, he said, ‘are extensive’.
‘The Montresors’, I replied, ‘were a great and numerous family’.
‘I forget your arms’.
‘A huge human foot d’or, in a field azure; the foot crushes a serpent rampant whose fangs are embedded in the heel’.
‘And the motto?’
Nemo me impune lacessit’”.
(Edgar Allan Poe, The cask of Amontillado).


II.- Vendedores de datos heráldicos en internet:

García: los de Galicia, Asturias y Burgos traen: en campo de plata, una garza de sable con el pecho rajado. Bordura de gules con el lema en letras de oro: De García arriba nadie diga”.

Pérez: los de Asturias y Galicia traen escudo partido: 1º, en campo de plata…”, etcétera.

III.- “‘Hay ciertas familias preponderantes’, le había dicho el Sr. de Charlus, ‘sobre todo los Guermantes, que cuentan con catorce afinidades con la Casa de Francia, lo que resulta, por lo demás, halagador sobre todo para ésta, ya que a Aldonce de Guermantes y no a Luis el Gordo, su hermano consanguíneo, pero segundón, es a quien debería haber correspondido el trono de Francia’” (Marcel Proust, En busca del tiempo perdido IV).

IV.- “Ya os he dicho que los colores de Gargantúa fueron blanco y azul. Con ellos su padre quiso presentarlo como una joya celestial, porque lo blanco significaba para él alegría, placeres, delicias y regocijos, y lo azul, cosas celestiales. Sé que al leer estas palabras os burlaréis del viejo bebedor, y diréis acaso que esta interpretación de los colores es impropia y antipática, puesto que lo blanco significa fe y lo azul firmeza; pero sin inquietaros, sin alteraros, sin enfadaros ni acaloraros, porque los tiempos son peligrosos, haced el favor de contestarme… ¿Quién os amedrenta? ¿Quién os lastima? ¿Quién os dice que blanco significa fe y azul firmeza?” (Rabelais, Gargantúa y Pantagruel).

aclaraciones

I.- “Sólo di sol a los ídolos” (Juan Filloy, Karcino).

II.- Aclaro algunas frases del post anterior, propias del lenguaje de Argentina.

“Engrupir” es engañar, aunque también envanecerse (“engrupirse”), lo que en cierta forma es engañarse a sí mismo. “Otario” es tonto, especialmente cuando se habla de víctima fácil de engañar o estafar. No son palabras de uso tan corriente en la actualidad. Hoy cualquiera las entiende, pero son propias de generaciones que se criaron bailando tangos.

“A los pedos” es muy rápidamente. Es vulgar pero no llega a ser tan grosero, es de uso corriente actual.

domingo, 18 de abril de 2010

Actitud, aptitud

"Tanto en el oficial que ordena como en el recluta que obedece, la actitud militar significa la regresión de todo principio de humanidad hacia los instintos bravíos que impone la ley de la selva. La renuncia total a la propia vida y el desprecio absoluto a la ajena promueven en ella implacables sistemas de masacre y destrucción. Ellos inspiran y consolidan esa deidad satánica que es LA VICTORIA".

(...)

"Y eso es, precisamente, la aptitud militar: oligofrenia, testarudez..." (Juan Filloy, Vil & Vil).



A propósito:

I.- "¿Qué sintieron los protagonistas de esa batalla? Primero (creo) la brutal convicción de que el estrépito insensato de cien revólveres los iba a aniquilar enseguida; segundo (creo) la no menos errónea seguridad de que si la descarga inicial no los derribó, eran invulnerables" (Jorge Luis Borges, Historia Universal de la Infamia).

II.- "Todo soldado está convencido de que tiene por delante un espacio de tiempo prorrogable infinitamente antes de que lo maten; el ladrón, antes de que lo atrapen; el hombre, en general, antes de que lo arrebate la muerte. Ese es el amuleto que preserva a los individuos -y a veces a los pueblos- no del peligro, sino del miedo al peligro; en realidad de la creencia en el peligro, por lo que lo desafían en ocasiones sin necesidad de ser valientes. Confianza de este linaje y tan mal fundada como ella es la que sostiene al enamorado que cuenta con una reconciliación, con una carta" (Marcel Proust, En busca del tiempo perdido II).

III.- "Tengo que elegir entre lo que desprecio - o el sueño, que mi inteligencia odia, o la acción, que a mi sensibilidad repugna: o la acción para la que no nací o el sueño para el que no nació nadie. Resulta que, como desprecio uno y otro, no elijo ninguno; pero como, llegado el momento, he de soñar o de obrar, mezclo una cosa con la otra" (Fernando Pessoa -como Bernardo Soares-, Libro del desasosiego).

sábado, 10 de abril de 2010

Puro nombre, puro título

“Son puro nombre, puro título. No han hecho un carajo en la vida. Nada substantivo. Nada humano. Van al campo a pasear, confortables, mimados, entre cortejos de lacayos. Van a engrupir otarios con la apostura llena de galones y brandeburgos. Con la ilusión barata de cazar venados ya cazados. O con la estupidez presunta de ganar matches de polo a perdedores complacientes… Ayudante de campo… Entelequias. Títulos. Farsas. Frente a la desolada inquietud de los colonos, frente al sudor útil del labriego, ellos ensillan el ocio. Relinchan sus ínfulas. Y salen a los pedos entre el aplauso de los cretinos. ¡Son puro nombre, puro título! (…) Jovencitos que no tienen otro mérito que ser hijos de sus papás, nietos de borrachos, choznos de degenerados, refriegan en la jeta de la humanidad todo el sarcasmo del privilegio con la retahíla de sus nombres y sus títulos” (Juan Filloy, Caterva).



A propósito:

"Por la noche no solían cenar en el hotel, cuyo comedor, inundado por la luz eléctrica que brotaba a chorros de los focos, se convertía en inmenso y maravilloso acuario; y los obreros, los pescadores y las familias de clase media de Balbec se pegaban a las vidrieras, invisibles en la oscuridad de afuera, para contemplar cómo se mecía en oleadas de oro la vida lujosa de una gente tan extraordinaria para los pobres como la de los peces y moluscos extraños (buen problema social, a saber: si la pared de cristal protegerá por siempre el festín de esos animales maravillosos y si la pobre gente que mira con avidez desde la oscuridad no entrará al acuario a atraparlos para comérselos)" (Marcel Proust, En busca del tiempo perdido II).

Como una bombilla en el mate

"...Seis leguas separaban al invasor de Patagones. Seis leguas de sed en un páramo de fuego. Los infantes brasileños lo ignoraban. Conducidos sin cautela, se filtraron de cansancio en el camino. Mi padre, entonces, abrió lucha de emboscada. Los sedientos bebieron sangre en sus heridas. Los demás, la lengua seca, se desbandaron como loros ante el huracán de los centauros. En medio de una escaramuza, el brillante uniforme del general atraía la mirada. Mi padre lo volteó de un balazo mientras sus huestes sucumbían por las cargas y la sed. Y deseando con locura su uniforme, se precipitó sobre el general, a despojárselo. Su cuerpo inmóvil cedía dócilmente. Ya casi desnudo, mi padre quedó bizco de repente. ¡Un anillo magnífico destellaba en su mano! En el apuro de tenerlo, le cortó el dedo de un hachazo. Fue un ¡ay! horrible. El general, nada más que herido, simulaba la muerte por salvarse... ¡Pero la muerte vino sin piedad! Y mientras milicos y gauchos arreaban prisioneros, mi padre le hundió la daga en el corazón; la revolvió como una bombilla en el mate. Y ufano del anillo y la chaqueta, galopó sobre cadáveres a dirigir la columna derrotada". (Juan Filloy, Aquende).


A propósito:

I.- "Caín dijo después a su hermano: 'vamos al campo'. Y cuando estuvieron en el campo, Caín se lanzó contra Abel y lo mató... Entonces Yahvé le dijo: '¿Qué has hecho? Habla la sangre de tu hermano y desde la tierra grita hasta mí. Por lo tanto, maldito serás, y vivirás lejos de este suelo fértil que se ha abierto para recibir la sangre de tu hermano, que tu mano derramó'" (Ge 4,8-11).

II.- "...si no perdonan las ofensas de los hombres, tampoco el Padre los perdonará a ustedes" (Mt 6,15).

III.- "Desde que Zeus, padre de los Olímpicos, ocultando la luz del sol brillante, hizo de la noche el mediodía todo es esperable y nada hay que un conjuro aleje o pueda sorprendernos. Desde entonces, un luctuoso temor llegó a los hombres: todo es creíble y nada inesperable" (Arquíloco, s. VII AC).

IV.- "'Estoy en dificultades
porque tengo un cuerpo
y es mísero.
Cuando me falte,
¿qué dificultades podría tener?'

Pero sólo pensamientos
como tantos, un irse anticipando
al morir y la muerte,
a la sorpresa del miedo
de morir y la muerte"

(Alberto Girri, "Pero sólo son pensamientos").