sábado, 10 de abril de 2010

Como una bombilla en el mate

"...Seis leguas separaban al invasor de Patagones. Seis leguas de sed en un páramo de fuego. Los infantes brasileños lo ignoraban. Conducidos sin cautela, se filtraron de cansancio en el camino. Mi padre, entonces, abrió lucha de emboscada. Los sedientos bebieron sangre en sus heridas. Los demás, la lengua seca, se desbandaron como loros ante el huracán de los centauros. En medio de una escaramuza, el brillante uniforme del general atraía la mirada. Mi padre lo volteó de un balazo mientras sus huestes sucumbían por las cargas y la sed. Y deseando con locura su uniforme, se precipitó sobre el general, a despojárselo. Su cuerpo inmóvil cedía dócilmente. Ya casi desnudo, mi padre quedó bizco de repente. ¡Un anillo magnífico destellaba en su mano! En el apuro de tenerlo, le cortó el dedo de un hachazo. Fue un ¡ay! horrible. El general, nada más que herido, simulaba la muerte por salvarse... ¡Pero la muerte vino sin piedad! Y mientras milicos y gauchos arreaban prisioneros, mi padre le hundió la daga en el corazón; la revolvió como una bombilla en el mate. Y ufano del anillo y la chaqueta, galopó sobre cadáveres a dirigir la columna derrotada". (Juan Filloy, Aquende).


A propósito:

I.- "Caín dijo después a su hermano: 'vamos al campo'. Y cuando estuvieron en el campo, Caín se lanzó contra Abel y lo mató... Entonces Yahvé le dijo: '¿Qué has hecho? Habla la sangre de tu hermano y desde la tierra grita hasta mí. Por lo tanto, maldito serás, y vivirás lejos de este suelo fértil que se ha abierto para recibir la sangre de tu hermano, que tu mano derramó'" (Ge 4,8-11).

II.- "...si no perdonan las ofensas de los hombres, tampoco el Padre los perdonará a ustedes" (Mt 6,15).

III.- "Desde que Zeus, padre de los Olímpicos, ocultando la luz del sol brillante, hizo de la noche el mediodía todo es esperable y nada hay que un conjuro aleje o pueda sorprendernos. Desde entonces, un luctuoso temor llegó a los hombres: todo es creíble y nada inesperable" (Arquíloco, s. VII AC).

IV.- "'Estoy en dificultades
porque tengo un cuerpo
y es mísero.
Cuando me falte,
¿qué dificultades podría tener?'

Pero sólo pensamientos
como tantos, un irse anticipando
al morir y la muerte,
a la sorpresa del miedo
de morir y la muerte"

(Alberto Girri, "Pero sólo son pensamientos").